Con este objetivo, los días viernes 4 y sábado 5 de agosto, las religiosas de Chile nos reunimos en la Casa de Seminario. Unos días antes recibimos la invitación a reunirnos, con la motivación de un canto: “Cada vez que nos juntamos, siempre vuelve a suceder, lo que le pasó a María y a su prima la Isabel…”, y las palabras del papa Francisco: “Sueño y profecía juntos. Esta actitud nos hará fecundos pero sobre todo nos protegerá de una tentación que puede hacer estéril nuestra vida consagrada: la tentación de la supervivencia. Un mal que puede instalarse poco a poco en nuestro interior, en el seno de nuestras comunidades”.
Porque sentimos el desafío de reconocer y transmitir la mística de vivir juntas, de encontrarnos y apoyarnos… El viernes se reunió la comisión que está preparando, junto con laicos, la celebración de los 150 años de fundación en Chile. Fue un momento de anudar agradecida y creativamente pasado, presente y futuro. Luego compartimos la Misión que cada una está viviendo, el envío recibido y la forma en la que cada una lo está realizando. Acogimos logros y desafíos, alegrías y dolores, esperanzas y preocupaciones…
El sábado fue una jornada orientada por la Licenciada Graciela Senosiain: “Pasándonos por el corazón”, que nos ayudó a crecer en lo que somos, a historizar lo que vivimos, a dejarnos transformar, a narrarnos en las nuevas situaciones que transitamos…
De diferentes maneras, en estos días nos visitamos como María e Isabel, y ¡sentimos el palpitar de la vida!