Del 12 al 14 de julio en las instalaciones del colegio La Enseñanza - Medellín, aproximadamente 100 personas de Barranquilla, Bogotá, Pasto y Medellín se dieron cita para vivir el segundo campamento juvenil Volver a las Utopías. El tema a desarrollar fue la ecología integral, una invitación explicita a despertar los sentidos.
A través del contacto y el diálogo con el colectivo indígena, Eumara, empezamos a ver lógicas distintas de relación y cuidado de la Madre Tierra. Una invitación a cuestionar la relación basada en un interés consumista, donde se busca el beneficio propio y se olvida que todos SOMOS también parte integrante de la Madre Tierra.
Se realizaron talleres que permitieron a los jóvenes entrar en contacto profundo con la naturaleza permitiéndoles despertar sus sentidos y, a través de las distintas expresiones artísticas pudieron construir su manifiesto para hacer visible su pensamiento y compromiso ante el cuidado de la Casa Común.
Las personas que nos acompañaron con sus charlas y testimonios nos ayudaron también a abrir nuestros sentidos. Liliana Franco, odn nos mostró una Iglesia que opta por los pobres y que encuentra en la diferencia la posibilidad para la construcción de un mundo más humano, nos invitó también a vivir con osadía, a ser los capitanes de nuestro barco y a apostarle siempre a la vida. Marta y María dolores, las mujeres sobrevivientes de la guerra, como les gusta llamarse ahora, nos abrieron al perdón como posibilidad para reparar y empezar nuevas formas de relación que nos lancen a la vida. Un perdón que está cargado de memoria y verdad. Viancy ex alumna del Colegio Santa Juana, fue testimonio de tenacidad, dedicación y de que lo extraordinario está en lo ordinario y sencillo del quehacer de cada uno. Anitalia Pijachi, líder indígena del amazonas, nos abrió a su realidad. Con un tono profético denunció lo que allí está aconteciendo y como está sufriendo este pulmón del mundo.
El último día del campamento nos dispusimos a “salir”, visitamos la Nueva Jerusalén (Lugar ubicado en la periferia de Medellín, donde actualmente llegan familias desplazadas de varios lugares de Colombia), ayudamos en el proceso de construcción de un salón de clase, compartimos con los niños, sembramos árboles y leímos cuentos. Acciones concretas y pequeñas, pero que sumadas construyen Reino y lanzan a ir hacia el Otro.