Fue orientado por Oscar Urriago, especialista en Planificación pastoral, y preparado con la ayuda de Josefina Caviedes odn. También se contó, entre las participantes, con otras religiosas que residen en Medellín y algunas que aprovecharon su paso por esta ciudad para asistir a este encuentro. En la reflexión realizada, se partió de la experiencia personal, considerando a ésta como campo principal o primario para la construcción del conocimiento. Las primeras actividades estuvieron orientadas hacia la introspección de la vida, la experiencia, el imaginario juvenil y el trabajo con los jóvenes. En la medida en que se compartían las diferentes aportaciones y puntos de vista, el acompañante las situaba en el marco de una pastoral juvenil orgánica y popular haciendo énfasis en sus nociones básicas.
Se continuó con una exposición dialogística por parte de Oscar en la que se adentró más en el proyecto histórico social actual, y en el proyecto que los jóvenes empiezan a gestar. El joven se reconoce como un ser íntegro, necesitado de una pastoral cada vez más rica y amplia que potencie en mayor medida sus capacidades y fortalezca el sentido de los ámbitos en los cuales se proyecta como ser humano: economía, política, ecología, familia, trabajo, cultura, trascendencia... Se profundizó además en el perfil del acompañante adulto de estos jóvenes y en la manera como sus cualidades de acompañante, deben abrir campo a la propuesta juvenil, que a fin de cuentas será el proyecto social de los próximos años. Este proyecto tiene como eje transversal una ética en la que la manera de pensar y de ser se rijan por la solidaridad y la justicia.
El encuentro finalizó con la planificación participativa de algunos proyectos de pastoral juvenil. En esta actividad se pudo poner en práctica todo el trabajo realizado y el conocimiento adquirido a lo largo de la vida y del encuentro. El proceso partió de la elección de una problemática social en la que cada uno de los equipos, previamente conformados, deseaba trabajar. Esta primera fase perceptiva posibilita partir de la realidad, conocer y dar respuesta al qué y al para qué de lo que se piensa ejecutar. En la segunda fase se realiza la planificación, que es llevada a cabo con una premisa: ser eficaz, o sea, transformadora de la realidad, puesto que el principal objetivo es hacer que el Reino de Dios sea vivo y operante. En esta fase analítica se profundizó en la realidad y en el cómo responder a ella. Aquí se logró identificar ciertas opciones fundamentales, situaciones que favorecen o bloquean los procesos y definir los objetivos específicos a partir de un ejercicio de identificación de los cambios que se esperan ver. Ya con todo lo anterior explícito y de algún modo encaminado, se procedió en cada uno de los proyectos a clarificar los pasos que se llevarían a cabo en un futuro. Esta es la fase del actuar, del tener claridad de la propuesta orgánica que se ha elaborado.
Con la puesta en común de los tres proyectos que surgieron de los grupos y la profundización en la dinámica colectiva y personal del trabajo con los jóvenes, concluyó este encuentro. Quedó en cada una de nosotras el sueño de hacer realidad un grupo de fabricación instrumental y creación musical, un programa de voluntariado que fomente la solidaridad mundial y un proyecto de capacitación y formación integral para los jóvenes.
El taller realizado nos dio elementos para llevar a cabo este ejercicio con los grupos de jóvenes y construir con ellos el plan pastoral que responda a su realidad. Nos queda también la convicción de que en los jóvenes está el deseo de ser acompañados por adultos de “carne y hueso”, que crezcan, acierten y aún se equivoquen con ellos, pero que tengan claro su proyecto personal y sean coherentes en su testimonio.
Daniela Jaramillo - Postulante Compañía de María