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Sosteniendo la Esperanza

Crónica sobre las inundaciones en Paraguay.

Julio 2014 | Ada Romero, odn (Paraguay) | Experiences

Estos días leí un artículo que por su título me impresionó, me dolió y me hizo llorar “¿El Río es el que sube o es Paraguay el que se hunde?” este título me llevó a reflexionar sobre la complejidad de lo que estamos viviendo en Paraguay. Un país rico en naturaleza y en gente. Gente esforzada y sufrida, solidaria y fraterna. Gente buena y trabajadora. Gente humillada y empobrecida, Un país que afronta periódicamente este tipo de dificultades y que este año ha sido de mayores proporciones.

Dani, un poblador de nuestro barrio, nos dijo en una de esas visitas que hicimos “Esto es una guerra, una guerra contra el agua, en donde tomas lo que puedes lo colocas debajo del brazo y huyes del agua resguardando la vida” cuando así lo expresó, experimenté una sintonía enorme con sus palabras. Era exactamente aquello lo que estábamos viendo. Lo que queda de las casas cuando el agua llega, es ese silencio funeral, ese olor pestilente, esos rostros alargados mirando hacia “sus casas”.

La historia que puedo narrar es una partecita de una inmensa realidad que sobrepasa todo lo que se pueda escribir
Intentaré situarles en esta grave y triste realidad en la que nos encontramos. Obviamente no podré huir de la estadística. Es importante decir, sin embargo, que detrás de esos números hay rostros, historias, personas conocidas.

El 100% de las familias de nuestros niños del Taller de Arte Compañía de María tuvieron que salir de sus hogares. El Río Paraguay que antes quedaba a 3,5 kilómetros de Artigas (la avenida principal de estos barrios) hoy está a 5 cuadras (unos 750 metros). El agua barrió con todo a su paso.

Este desastre no es solo en Paraguay, sino también en las regiones de la cuenca del Paraná en Argentina y Brasil. En Argentina los evacuados son al menos 12.000 personas y en Brasil están en torno a 50.000 personas y las autoridades de los dos países alertan que la situación puede ser más difícil porque se pronostican más lluvias en breve tiempo.

En Paraguay son más de 15.000 familias las desplazadas por las inundaciones. Junto con Asunción, las otras zonas más perjudicadas en el país son el departamento de Presidente Hayes, en la región del Chaco (occidente), el departamento de Ñeembucú (suroeste), una parte del departamento de Misiones (sur), el departamento de Alto Paraná y el departamento de Concepción (norte).
En Asunción donde son 514.000 los habitantes, más de 75.000 personas dejaron o deben dejar sus hogares e instalarse en campamentos, en predios de las fuerzas militares o en espacios públicos, o dónde se pueda.

El nivel crítico de inundación del río Paraguay, según normas de la Comisión Municipal de Emergencias y Desastres de Asunción (COMUEDA) es de 5,5 metros, casi dos metros menos que su actual cota de 7,27 hasta hoy 9 de julio 2014. Solo en un día, el 27 de junio, llovió el equivalente a un mes.

La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) reconoció que la situación desbordó todas las previsiones y que la asistencia no ha llegado con la premura que la situación requiere. Sin embargo, la realidad observada fue que las ayudas no se canalizaron a través de los agentes comunitarios miembros de las organizaciones locales y por tanto no les llegó a muchos afectados, experimentando un total desamparo por parte de las autoridades.

La Pastoral Arquidiocesana al tanto de esta realidad deplorable convocó a una reunión a los líderes de los dos bañados, norte y sur (cinturón de pobreza de Asunción) para dialogar lo que se vivía en estos lugares. La situación era muy grave y había un desborde organizacional de las instituciones gubernamentales que alimentaba la situación caótica. El desespero y la indignación crecía, la desconfianza y la rabia se reforzaban. Una tragedia, una situación difícil de soportar. Convocaron también a las autoridades de estas instituciones, quienes escucharon las realidades, pero llenaron nuestros oídos de excusas.

Parte de la deficiencia gubernamental en sus instituciones fueron paliadas por campañas solidarias promovidas por organizaciones no gubernamentales, clubes y grupos juveniles y vecinales, que recaudan fondos, ropas, víveres, materiales, para el traslado y reasentamiento de las familias que deben dejar sus hogares. Y colaboran en la búsqueda de espacios físicos secos para la ubicación de refugios. Este es nuestro caso.

Salimos a la calle con la gente a reclamar sus derechos de vida digna, buscando respuesta a la petición de emergencia en Asunción: encontrar lugares de refugio para las familias afectadas. En el momento de la manifestación de las 330 familias que componen el camino de Lombardo el 90 % ya habían salido de sus casas, y estaban con sus hijos y sus cosas en la calle sin tener a dónde ir.

Actualmente hay 186 refugios en toda Asunción. Tan solo tres predios militares acogen a más de 2.000 familias, estos predios militares son los otorgados por las instituciones de gobierno, el resto de los refugios se consiguieron gracias al impulso y las iniciativas de particulares.

La situación en los refugios no es la mejor. El principal problema es lo relacionado con los servicios sanitarios; ya no hay disponibilidad de baños químicos en Paraguay. La SEN encargó la fabricación de baños y duchas en contenedores, a falta de los baños químicos. Pero esto está en palabras, no he visto ningún contenedor construido aún.

Nosotras como comunidad de Asunción estamos acompañando todo este proceso, somos parte de la comisión de emergencia, recibimos ayudas y donaciones que distribuimos a nuestros hermanos más necesitados que ya están organizados y colaboramos en la organización de los que aún no lo están.

Todos los días, visitamos los refugios cercanos a nuestra comunidad, escuchamos, compartimos su vida, animamos a confiar, colaboramos en la relación fraterna y respetuosa entre ellos. En casa antes de salir a las 6.30h y antes de dormir 21.00h nos juntamos para entregar nuestras vidas en las manos de Dios, rezamos, compartimos nuestras experiencias, lloramos juntas y nos consolamos mutuamente. Sabemos que es una gracia vivir esta realidad y asumirla como comunidad. Se nos hace vida plenamente el principio de “tender la mano” y “servir de una manera siempre nueva”.

Nuestro ser educadora lo colocamos al servicio del Reino, estando al servicio de nuestros hermanos/as inundados y damnificados. Nuestros dones están al servicio de la belleza que el Creador nos da, la reproducimos junto con los niños de uno de los refugios que acompañamos. Continuamos con el Taller de Arte en el “Refugio Vy’a Renda” (Lugar de la Alegría) y tenemos la intención de pintar algunos murales en otros refugios de nuestra región.

Seguimos pintando y llenando nuestros días de color y esperanza. Agradecemos el cariño y el interés de cada uno y cada una. Seguimos estando en “unión de corazones”.

 

Ada Romero, odn: Religiosa de la Compañía de María, Paraguaya. Bachiller en Teología. Estudió Filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Bachiller en Teología por la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología (FAJE). Actualmente vive en Paraguay en la Comunidad de Asunción en la cual ejerce su misión de educadora Odn en diversas plataformas.


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2 Comentarios

mari carmen says:
Recien llegada de Albania, estoy con vosotras, os recuerdo y animo. Un abrazo muy fuerte Maísa
NANCY RAQUEL says:
Gracias Ada, La experiencia compartida nos acerca a la realidad y nos permite estar más unidas en la solidaridad. Es una gracia tener a la Compañía acompañando a las familias en este momento crucial, ánimo!

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