Cuando el oficio nos encuentra

Provincia del Cono Sur

A Irma Prevedello, odn, muchos la conocemos por las obras que fue dejando en diferentes sitios: Juana de Lestonnac y María hablan de ella en la ancha geografía. Agustina Galarraga es sobrina de una hermana de la Compañía, es la artista que envió a Juana de Lestonnac, llena de luz, al XVII Capítulo General. Las artistas se encontraron en un hermoso día de sol, en Mendoza, Argentina, y nos regalan algunas palabras…

A sus 93 años la encontré trabajando, con las manos en la arcilla, y una esteca en la mano: "estoy haciendo la cara de Jesús, pero estoy en la duda de cómo era su pelo", me dijo con sus ojos, que eran más celestes que el cielo. Una transparente mirada, que dejaba entrever toda una vida de oficio aprendida en el ámbito familiar. "Mi madre era pintora, y a mí las cosas que hacíamos en la escuela me aburrían, hasta que me admitieron en un taller, y el profesor me llevó a ver exposiciones y a conocer muchos artistas", me contaba, recordando y en su rostro se dibujaba una amplia sonrisa...

Muchas de sus esculturas representan a la Virgen madre con el niño Jesús en sus brazos, y en el cruce de sus miradas, se ve esa dulzura, ese amor infinito, que sólo lo puede entender otra mujer, otra madre. La serenidad e inocencia de la niñez, la curiosidad por el mundo nuevo, también se refleja en los ojos de La Virgen niña, que sale en procesión cada 21 de noviembre. Y me dijo: "Yo soy feliz haciendo esto…"
Así concluyó nuestro encuentro, de escultora a escultora, donde el amor por la profesión y por el oficio tiende los lazos necesarios para que sepamos que estamos hablando de ese mismo amor, y con el mismo idioma”.