Diego, el primer alumno gitano del colegio Lestonnac de Sant Roc que ingresa en la universidad

Es el primer alumno en 45 años de historia de esta escuela de Badalona que cursará estudios superiores

23 de enero | ODN

Se llama Diego Carmona, tiene 19 años y el próximo curso empezará a estudiar Periodismo en la universidad. No sería un caso excepcional si no perteneciera al colectivo gitano del barrio de Sant Roc de Badalona. Pero lo es. Y se siente "muy orgulloso". Forma parte de una etnia en la que no es nada habitual cursar estudios superiores. De hecho, es el primer alumno gitano del colegio Lestonnac de Badalona que, en 45 años de historia, irá a la universidad. Todo un "logro" para el centro educativo pero también para el colectivo gitano, muy presente en uno de los vecindarios más castigados de Badalona.

"Hace años pensé que para ser una persona mejor tenía que tomar una decisión", cuenta Diego Carmona. "Quería terminar con el tópico que por ser gitano tienes que dedicarte a cantar, a vender chatarra o a robar". Así de firme se muestra este joven gitano del barrio de Sant Roc que ha tenido que esforzarse mucho para intentar cumplir uno de sus objetivos en la vida: estudiar para "aprender y poder responder a cualquier pregunta que me hagan por la calle". "Tener estudios superiores quizá no te hace ser mejor persona pero te hace ver el mundo de forma diferente", añade Diego.

Así muestra su madurez, ya que ha tenido que luchar mucho con los exámenes pero también al enfrentarse con su entorno. Diego asegura que su familia le ha apoyado desde el principio, pero que con su círculo de amistades fue más complicado. "¿De verdad vas a ir a la universidad? ¿Y tú eres gitano?", cuenta el joven que le preguntaban sus amigos. "No soy un superhéroe", dice Diego, aunque sí reconoce que ha tenido que "escapar" de ciertas compañías, que le veían como el "bicho raro" que, siendo gitano, quería seguir estudiando.
Y es que es un caso inusual en el barrio de Sant Roc y concretamente en el colegio Lestonnac. En este centro educativo, el 55% de los alumnos son gitanos y el resto son inmigrantes –actualmente sólo hay dos alumnas autóctonas payas–. Los profesores de esta escuela explican que se han encontrado con casos de alumnos gitanos con capacidad y ganas para seguir estudiando, pero que desistían al topar con las prioridades de sus familias.

"No ven la necesidad de la inversión a largo plazo", destaca Rafael Llanes, profesor del colegio Lestonnac de Badalona, "siguen viendo que estudiar forma parte del mundo de los payos". Llanes cuenta que la situación económica continúa siendo el factor de reticencia más importante, que se suma a la cultura propia del colectivo. Los jóvenes gitanos dejan de estudiar para ponerse a trabajar con sus padres –en el caso de los chicos– o para cuidar de los hermanos pequeños –en el caso de las chicas–.

"De nosotros se espera que vayamos a la universidad porque es lo normal", dice el profesor, pero para ellos es "una decisión del todo consciente que requiere una gran personalidad". Y en 45 años de historia de este colegio de Sant Roc, Diego es el primero que lo ha conseguido. "Es un logro", asegura Rafael Llanes, "sobre todo en unas circunstancias tan complicadas como las actuales que requieren un mayor esfuerzo".
Diego Carmona es un chico humilde que no pretende destacar, pero que sí se da cuenta de la importancia de su caso. Por ese motivo, su objetivo es que los jóvenes del barrio vean que ya no es "extraño" que un gitano siga estudiando. "Si yo lo he hecho, ¿por qué no pueden hacerlo ellos?", se pregunta.

Un colectivo "estereotipado"

Diego se siente molesto por la opinión que mucha gente tiene de su colectivo: "Molesta que se generalice". "Si en Sant Roc ven a un gitano o a un paquistaní que pega a otro chaval, ya piensan que todos van a ser así", añade.
"Yo estoy muy orgulloso de ser gitano y no por eso robo coches o rompo cristales", asegura Diego Carmona. Y añade: "En lugar de romper cristales prefiero estar con mis amigos gitanos en un banco jugando a cartas".
Al colegio le enorgullece el ejemplo que trata de dar el joven e intenta visibilizar los éxitos de otros buenos estudiantes como él. Se trata de una "victoria invisible", lamenta el profesor del Lestonnac Rafael Llanes. Asegura que a los gitanos se les "castiga cuando lo hacen mal, pero nadie ve cuando lo hacen bien".

El fútbol "combate el racismo"

Hace tres años que Diego dejó el colegio Lestonnac para estudiar bachillerato, pero ha hecho un curso para ser monitor de fútbol en el barrio. De este modo, sigue vinculado con el colegio, que asegura le ha ayudado tanto.
En esta escuela del barrio de Sant Roc se dieron cuenta, hace ocho años, que lo único que hacía que todos los alumnos del centro se agruparan, sin distinciones de raza o etnia, era el fútbol. El deporte como elemento de unión ha ayudado a los docentes a enseñar a sus alumnos que todos "son iguales".

"El deporte tiene capacidad para salvar vidas", asegura el profesor Rafael Llanes, "no hay mejor herramienta para combatir el racismo". Y es que en el patio del colegio se juntan gitanos, paquistaníes, chinos, chicos, chicas… "Para ellos es una motivación enorme", dice Llanes. Es una de las armas que utilizan para hacer estudiar a sus alumnos. "Si no apruebas, no juegas", les dicen. "Y así conseguimos muchos aprobados", ríe el docente. "El fútbol aúna muchas culturas", coincide Diego, quien asegura que con el deporte los jóvenes aprenden que conocer a los demás y les enriquece.

Ahora el colegio Lestonnac ya cuenta con siete equipos de fútbol, uno de ellos femenino. "Cuesta mucho hacer entender a los padres que sus hijos van a jugar al fútbol con los demás", explica José Luis Martínez, exalumno del colegio, conserje e impulsor de esta actividad extraescolar en el Lestonnac.

Él también es gitano y sabe que las familias del barrio confían en él porque le ven "como ellos". "Es cuestión de confianza", asegura Martínez, que está totalmente entregado a lograr que las familias gitanas de Sant Roc se integren en las actividades que se organizan entre gitanos e inmigrantes. El siguiente objetivo es conseguir que no sea sólo la vinculación personal lo que genere confianza a las familias gitanas para que sus hijos salgan del barrio. "Van cambiando pero poco a poco" dice José Luis.

"Después de 50 años, el éxito de hoy es que todos los niños gitanos vayan al colegio", dice Rafael Llanes. "Ahora hemos conseguido que uno vaya a la universidad. Quizá de aquí a 50 años, eso ya será lo normal", suspira.

Publicado en LA VANGUARDIA.COM. Badalona, 23 de enero de 2014



Descargar noticia en PDF